Lucena del Puerto

Verdor y frescor de Doñana, y sólo separada del mar por la Torre del Loro, Lucena hunde sus raíces en tiempos del Paleolítico Superior, como demuestran los restos megalíticos de los cabezos. Su historia está ligada al nacimiento del Tinto, donde los fenicios se asentaron.

De visita obligada son el Convento de la Luz o el castillo de El Bosque, ambos declarados Bien de Interés Cultural y éste segundo rodeado de un paraje natural muy hermoso. Muy bellos son también los Pinos de la Cruz, el arroyo Gil o la majada de Andrés.

Vivir sus cruces es pura magia y en Semana Santa, no te pierdas sus dulces caseros, como los amarguillos, los roscos o las tortas de manteca. Otra muestra de la rica gastronomía del pueblo es su caldereta de liebre, las caballas asadas con el tradicional tostón o los revoltillos de cordero con tomate.